El IUIOG clausura un curso académico 2020-2021 con el éxito de los alumnos y alumnas frente a la pandemia

El pedagogo estadounidense John Dewey afirmaba que la educación no prepara para la vida, sino que la Educación es la vida misma. Esta idea, que proyecta de forma brillante el papel indispensable que juega la educación para construir una sociedad sana y comprometida, se ha hecho sin duda más visible que nunca durante la pandemia.

El Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset (IUIOG), centro adscrito a la Universidad Complutense de Madrid desde 1987, ha sido consciente justamente de esta idea: continuar con la labor de educar, a pesar de las dificultades, con sus programas posgrado. Así, durante la pandemia, ha desarrollado todos y cada uno de sus programas oficiales.  A este gran reto también ha unido el desafío de crear un programa de actividades culturales más amplio y diverso si cabe – apoyado, también, por la Fundación Ortega-Marañón-, con numerosas actividades híbridas (presenciales y online) que han contado con especialistas, intelectuales, académicos, empresarios, políticos, periodistas o gestores culturales, entre otros.

El ciclo de encuentros “La hora de la Ortega”, que se ha llevado a cabo con carácter semanal, ha concitado el interés de cientos de personas de diferentes países, sectores y áreas de conocimiento. Además de mantener el pulso de nuestro tiempo, ha constituido en sí mismo un ejemplo de cómo crear nuevos espacios que analicen los retos que afronta nuestra sociedad; o, en palabras del filósofo Ortega y Gasset, los temas de nuestro tiempo.

Estos foros, ricos en ideas y formatos, fomentan, además, un diálogo intergeneracional y multidisciplinar que sirve al propósito de reforzar la vocación de educar desde su significación etimológica (del latín ducere: guiar o conducir).

Con la llegada de la pandemia fue necesario adaptar en un tiempo récord un gran número de programas Máster y otros cursos formativos de manera que permitiera a los alumnos  del Instituto Universitario, procedentes de más de 15 nacionalidades, continuar con su formación, tanto si permanecían en España o si regresaron a sus hogares. También logramos, cuando la situación sanitaria lo permitió, no renunciar a la presencialidad  permitiendo la convivencia y el debate académico, tan ligado a las señas de identidad de nuestro Instituto Universitario, por donde ya han pasado más de 20.000 estudiantes.

En este empeño, el de guiar y conducir  a través del conocimiento, ha sido clave el esfuerzo conjunto de docentes y profesionales. La suma de voluntades no tendría mucho sentido sin la vocación de todos nuestros estudiantes -entendiéndose esta como la dedicación que nace del interior de cada persona-. Ellos y ellas han afrontado con valentía un contexto realmente complejo a todos los niveles desde el convencimiento de que debían seguir con su educación a pesar de las circunstancias que constantemente nos imponía la pandemia.

Ahora concluye un curso académico, el 2020-2021,  que nos ha hecho vivir una experiencia inédita e inaudita. Con todo, conviene quedarse con lo mejor y aprender de lo vivido: el esfuerzo y afán de superación de todos nuestros estudiantes, su comprensión y solidaridad, el esfuerzo de los profesionales de nuestra institución que busca de manera permanente la excelencia, el ambiente internacional y multicultural que nos caracteriza y, en suma, fomentar el enfoque multidisciplinar para observar la realidad que nos rodea.

Como integrante de esta Fundación y de su Instituto Universitario, presenciar el acto de entrega de diplomas a nuestros alumnos de Máster entre aplausos y sonrisas , con representación de máximos responsables de la Universidad Complutense de Madrid (Víctor Briones, vicerrector de Estudios de la UCM), el Ministerio de Universidades (José Manuel Pingarrón, secretario general de Universidades) y la Fundación Ortega-Marañón (Gregorio Marañón, presidente), después de un año tan difícil es, quizá, una de las grandes satisfacciones que uno se puede llevar como profesional. Si no es una victoria, tiene, desde luego, sabor a ella.

 

Texto: David Gómez

 

Fotografías:

  1. Autoridades de la UCM, Ministerio de Universidades y la FOM inaugurando el Seminario de clausura del curso académico.
  2. Alumnos posan tras recibir sus diplomas de Máster.
  3. El director del IUIOG, Antonio López Vega, entregando un diploma a un alumno, acompañado de la directora general de la FOM, Lucía Sala Silveira.